miércoles, 25 de marzo de 2015

Cuando las críticas son el espejo de las inseguridades o de la incapacidad


Felipe Janica Vanegas

En el mundo de los negocios todo es un riesgo. Nadie tiene una “bola de cristal” en la que se pueda predecir el futuro. Todos los emprendedores tienen ilusiones y jamás piensan en lo que estará mal y que mucho menos su idea no será exitosa. El asunto con todo esto es que en el mundo de los negocios existen muchas buenas ideas, también muchas de ellas son tan innovadoras que cuando las confiesas todo el mundo te critica.

Con la turbulencia económica colombiana, muchos se asustan y comienzan a transmitir inseguridades que se van generalizando. Los líderes empresariales son aquellos que demuestran mayor inteligencia emocional que otra cosa. Muchos son los miedos infundidos por la prensa económica y la prensa del boca a boca. Es cierto, existe mucha incertidumbre con el vaivén del dólar y del precio del petróleo, pero lo que menos se debe hacer en este momento es criticar. Lo cierto de todo es que la realidad económica demuestra de qué están hechos los líderes empresariales.

La naturaleza humana es inexorable. Cuanto más hay de qué hablar, más críticos se vuelven los seres humanos, sobre todo los líderes empresariales. Lo peor es que nadie es capaz de decirles a estos líderes  lo contrario, pues el que piense distinto, inmediatamente se convierte en su objetivo militar. Es obvio que cuando se piensa distinto y se tiene el valor de decirlo, inmediatamente se le suma a tu lista de enemigos, uno más. Es por eso que muchos subordinados en las empresas ni si quiera piensan y se limitan a hacer lo que realmente su jefe quiere que haga.

El tema controversial acá entonces es ¿Quién es más perverso, el jefe o los subordinados? Esta es una pregunta inconveniente. Se puede inferir que dependiendo de en qué lado se esté, la respuesta será obvia. El problema es qué tanto se está preparado para decirle lo que se siente o piensa a su jefe. Por más consciente y preparado que se esté para decir lo que se piense y que esté en desacuerdo con las ideas del líder, el problema es qué tan conveniente  u oportuno se es en realidad. En la mayoría de los casos no se dice lo que se piensa por temor. Es este tipo de comportamientos los que hacen que una empresa limite su crecimiento. En la medida que nadie se atreva a desafiar las decisiones con argumentos, las empresas pueden perdurar por años con una cultura de miedo. El tema en cuestión es qué tan perdurable en el tiempo es esta modalidad de liderazgo.

Por otro lado, si se logra persuadir al jefe acerca de una postura diferente o diametralmente opuesta a su propia decisión, qué tan preparado está el jefe en recibirla o cómo reaccionará. Dependiendo de la respuesta es en donde realmente se demuestra de qué están hechos los verdaderos líderes y qué tan hábiles son para recapacitar o para terminar de convencer a los osados subordinados que tuvieron el valor y coraje de decir lo que realmente pensaban. Este es un asunto de mucha importancia, pues cuanto mejor se tomen los argumentos de quienes piensan diferente, mejores decisiones se pueden tomar. Claramente cuando se construye en equipo, mejores resultados obtienen las empresas.

El asunto importante para los líderes empresariales es aceptar que existen posiciones diferentes y que éstas redundarán en la construcción de mejores decisiones para la empresa y no para el líder. Existen muchos líderes que toman las críticas como ataques sobre su gestión. Seguramente no se están dando cuenta que deben renovarse o escuchar más en lugar de “mandar”. Este podría ser un signo en el que se puede influir qué tanto estamos atravesando por la penosa enfermedad del liderazgo anticuado.

Otro estilo de liderazgo anticuado es aquel que se focaliza en criticar todas las decisiones de los líderes pares de las empresas. Cuando se está en la zona cómoda, normalmente no existen desafíos y se cae en el error de pensar que como siempre se ha hecho de “x o y” forma y como los resultados han sido bueno, entonces porqué se quiere cambiar. Es por esto que este tipo de líderes hacen un frente común para criticar las decisiones o las personas que piensan distinto. Este tipo de líderes hace grupo con personas que normalmente piensan o siguen sus pensamientos o que incluso cierran filas con adeptos que normalmente los adulan. Cuando esto ocurre los líderes anticuados creen que todo está bien y lo que están haciendo es llevar a las empresas a fracasos y de paso llevan al traste con la cultura de las empresas.

Si este tipo de comportamientos existe, ¿dónde radica la solución? Esto depende de la cultura de las empresas, es ahí donde los valores que se definan para la empresa se empezarán a marcar la gran diferencia. No solamente la definición de valores sino que éstos se hagan cumplir y se vivan como eje central de las empresas. Es importante entonces que exista veeduría sobre este cumplimiento. Quien debería velar por este cumplimiento, debería ser un profesional que reporte directamente a la junta directiva, pues de esta manera se evitará el sesgo. ¿Es usted un líder anticuado? Si  tiene el valor de identificarse, con el sólo hecho de asumirlo ya está empezando a salir de esta penosa zona en la que las críticas son el espejo de las inseguridades o de la incapacidad.

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