jueves, 19 de febrero de 2015

Descubriendo el origen


Vivir una experiencia en carne propia, no es lo mismo que leerla o que se la cuenten. Durante la afortunada visita a España, puede no sólo profundizar en el conocimiento sino que también pude observar y vivir un pequeño trozo de la cultura Europea. La expectativa de conocer la cultura europea, se fue incrementando en la medida que pasaban las horas. Tuve la oportunidad de visitar un par de empresas localidad en Cataluña (Catalunya en Catalán) y también tuve el honor de recibir clases de un cuerpo de docente, que conocían de primera mano la cultura Europea. A mi gusto, fue esa la primera impresión desde el punto de vista cultural.

Limitado podría denominar el conocimiento histórico adquirido en mi vida académica, pues al percibir que el continente europeo está cargado de multiculturalidad dan cuenta de la realidad que hoy vivimos en Latinoamérica y en Colombia. España, especialmente, nos es óbice a ello. Llegar a la capital de Cataluña, y mejor aún haber tenido la oportunidad de compartir con el cuerpo de excelentes docentes y de empresarios catalanes, me despertó el interés incansable de conocer de primera mano este extracto de cultura catalana, española y europea.

Digresión importante ha sido entonces conocer de primera mano la cultura catalana. Podría describir que esta riqueza cultural ha desenmascarado muchos mitos y realidades de la cultura catalana y a la vez española. Siendo la “madre patria” para nosotros los latinoamericanos, finalmente descubrí – literalmente – por qué somos tan diferentes en nuestros países –incluso en las regiones de mi país de origen –pero a la vez tan parecidos. Del cómo se percibe la cultura española, depende también de cómo se comparta la gente de a pie. Haber tenido la oportunidad de compartir en la calle con catalanes y con gente de otras regiones de España (valenciana, andaluza y madrileña) me hacen reflexionar que, dentro del territorio español, hay una mezcla cultural e idiomática, pero sobre todo con un origen común.

Podría describir que la multiculturalidad española se manifiesta en los estilos de dirección. Por motivos laborales he tenido la oportunidad de compartir con colegas de Málaga y de Madrid, pero no había conocido, de primera mano la cultura catalana. Ahora conocida, puedo encontrar algunas diferencias y semejanzas con los estilos de dirección y de gestión en mi país y por qué no en Latinoamérica.

En Colombia hemos vivido, con una cultura de anti centralismo, de pronto una cultura peligrosamente regionalista. ¿Semejanza con España? Por supuesto, es más creo saber ahora la génesis del regionalismos dentro del territorio colombiano. ¿Cómo impacta ello en los estilos de dirección? La respuesta podría terminar incluso en una tesis doctoral. Sin duda, cuanto más conocemos nuestros orígenes, mejor capacidad de escucha, análisis y comportamiento adoptamos en el mundo de los negocios. Analizar la economía de Europa y la de España desde la óptica cultural, me llevan formarme una idea inmaculada del porqué de las crisis económicas y además de los ciclos de la economía misma. Tratar de separar la historia de la economía es inapropiado. En contraste a los vaivenes de la economía española y europea, vemos, cómo los ciclos se alejan de otras regiones del globo. En contraste con una economía en proceso de recuperación como la española, veo con buenos ojos una economía colombiana en la cúspide pero a la vez con desafíos propios de una economía emergente.

En materia de mercado y en negociaciones, es interesante saber cómo convergen las culturas sobre un objetivo común. Quizá ese es el núcleo del ideal de Robert Schuman y Jean Monnet (padres de la creación de la Unión Europea), al tener una Comunidad de Negocios (Unidad Común). En nuestro caso colombiano, vemos aún con lejana cercanía, el quiebre de las fronteras imaginarias del regionalismo. Es por eso que infiero que cuando nuestro premio Nobel el gran Gabo sustentaba sus obras literarias en el realismo mágico, pensaba en el arraigo cultural y la forma “Macondiana “de cómo hacemos negocio. La verdad es que el origen de todo esto lo veo plasmado en la diversidad de regiones de la “Madre Patria”. Ahora si así es en España, ¿Cómo será en la Comunidad Económica Europea (CEE)? Desafiante es mi respuesta, pues no sólo hay que lidiar con diferencias culturales sino con la diversidad idiomática. Literalmente una “torre de babel”.

En el caso latinoamericano, la tenemos más fácil, pues no tenemos la diferencia idiomática tan diversa (Español y Portugués), claro está que la diferencia cultural nos lleva a retos iguales o superiores a los que se viven en España o en la CEE. Es por eso que la divergencia cultural existente en Europa, catapultan al antiguo continente en uno de los primeros lugares mundiales en términos de desafíos, no sólo para quienes lo habitan, sino para quienes lo visitan o han vivido por espacios de tiempos en este territorio. Nunca es tarde para empezar. Poner en práctica las lecciones aprendidas, harán seguramente de mi entorno, el mejor lugar para trabajar, sobre todo un entorno en el que se desafíe plenamente el conocimiento acumulado, en donde no exista límites para la innovación y sobre todo un entorno en el que se respete la diversidad de pensamiento.

La riqueza cultural como puente entre nuestras regiones, nos permitirá encontrar alternativas. Las alternativas no sólo serán las que podamos aplicar en nuestras empresas sino también aquellas que están embebidas en el emprendimiento. Cada vez me convenzo más que en el emprendimiento está parte de la solución del desarrollo económico anhelado en Colombia. De la experiencia vivida, no me queda más que pregonar que cuanto más innovador seamos, más emprendedores somos. Una economía europea que se mueve gracias al emprendimiento es diciente de lo que podría ser Latinoamérica y mejor aún Colombia.

 

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