miércoles, 16 de septiembre de 2015

Innovación y Emprendimiento Inclusivo ¿Verdad inconveniente?


Innovación y Emprendimiento Inclusivo ¿Verdad inconveniente?


Muy a pesar de que el Estado se muestra parco frente al emprendimiento y a la innovación, recién se empieza promover, por parte de iniciativas privadas, el desarrollo de ideas innovadoras y de emprendimiento. La pregunta es ¿Qué tipo de emprendimiento y de innovación es lo que necesita Colombia?
Son muchos los desafíos que afronta el Estado colombiano en materia socio-económica. Una muestra de ello es la seguridad social, la cual cada día da muestra de un déficit en su cobertura producto de una población creciente y diversa. Esto último por cuenta de una comunidad inclusiva con las minorías. Es por eso que el Estado debe dejar de alimentar su mal endémico: El corto-placismo. En su defecto, debe empezar a afrontar las verdades inconvenientes propias de una economía, y más que ello, de una sociedad globalizada.
Para empezar a darle solución, el Estado debe propender por la generación de empresas productivas. No sólo productores de bienes sino también de servicios, pero aquellos no tan convencionales como los commodities, pues con la inestabilidad mundial de los precios de venta y de insumos, cualquier negocio tambalea. Es necesario entonces que exista una dedicación importante de tiempo a la investigación y desarrollo.
Para ello, es necesario que se fomente una cultura innovadora, la cual normalmente no se encuentra en soluciones no tan obvias. Para poder transformar la cultura colombiana en una innovadora, es necesario ser inclusivo. Si seguimos pensando que la investigación y desarrollo sólo están a cargo del Estado y de las universidades y éstas no fomentan o lo delega en la población, no se puede lograr una solución definitiva.
Para ello, la inclusividad en el emprendimiento debe abrirse paso. Por supuesto sería utópico pensar que se vuelque a la población a la investigación y desarrollo de productos de alta tecnología, cuando ni siquiera tenemos los recursos físicos y económicos para promoverla. Lo que si tenemos los colombianos es una gran creatividad. Esta creatividad se debe explorar más en comunidades minoritarias y que han sido discriminadas históricamente. Si todos los colombianos nos volcamos a promover el emprendimiento en el que se incluyan comunidades minoritarias, no sólo para que hagan parte de ideas de negocio, sino para que se focalicen en la generación de ideas que cubran las necesidades de consumos de esas mismas minorías.
En las empresas de consumo masivo, por ejemplo, se ha logrado ser inclusivo con sus productos. Es decir sus productos pueden ser consumidos por la humanidad sin diferencia de clase, género, orientación sexual, religión o sesgo político. Si eso lo hacen las compañías multinacionales, ¿Por qué no se fomenta la generación de ideas segmentadas para las minorías? De esta manera se puede generar un nuevo nicho de mercado y que seguramente puede generar soluciones hechas a la medida de las necesidades de las minorías.
Quizá el emprendimiento inclusivo sea una de las alternativas de solución para el fondeo de la seguridad social, no sólo en materia de pensiones de jubilación sino en salud, que es lo más urgente. Pero no sólo se puede hacer lo propio con las minorías, en su defecto el eventual post-conflicto, debe prestarse como caldo de cultivo para la generación de iniciativas de emprendimiento en donde se vinculen a la sociedad vulnerable y que ha sido parte del conflicto. Para ellos se necesita una estrategia de educación que promueva alternativas de emprendimiento. En este asunto quizá es donde tenemos todos, vulnerabilidad moral, la cual puede arruinar ideas innovadoras e inclusivas.

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