Economía, Finanzas, Administración y Contabilidad global(IFRS US GAAP)
Este es un espacio para tratar sobre la globalización de la contabilidad y de la economía
jueves, 27 de octubre de 2016
jueves, 10 de marzo de 2016
lunes, 21 de diciembre de 2015
Reforma estructural: ¿Oportunidad u obligación?
http://www.elespectador.com/opinion/reforma-estructural-oportunidad-u-obligacion
En estos momentos de efervescencia y calor (fenómeno del niño y demás ingredientes), la economía colombiana debe decidir si prepara una reforma tributaria o si por el contrario asume la desaceleración como una oportunidad para – por fin – hacer cambios estructurales.
Las economías neoliberales de Latinoamérica (México, Colombia, Perú y Chile), afrontan en la actualidad desafíos interesantes. Éstos han generado que estas economías sigan estando en la mira de los inversionistas, no necesariamente por lo bueno, sino porque se ha generalizado la desaceleración económica producto de la tendencia a la baja de los precios de los “commodities”. Esto aunado a la desaceleración de la economía China, siendo ésta una de las principales compradoras de dichos “commodities”.
Para el caso colombiano, por ejemplo, es necesario que se piense en una reforma estructural, pues creciente déficit fiscal – que se incrementará con el posconflicto – supone una inminente reforma tributaria, en donde el principal impuesto que surgiría sería el de la paz. Es decir, como siempre, quienes pagan los platos rotos son los ciudadanos y su aparato productivo. Para evitar esta situación –nada halagüeña– es necesario que el Estado proponga una reforma estructural y participativa, es decir una en la que se construya conjuntamente entre el Gobierno y el sector privado. En esta reforma se deben consensuar los pilares fundamentales para atacar la dependencia de los bienes o actividades primarias (commodities), como principal aportante del PIB.
En la medida en que se establezca una planeación estratégica del Estado, se podrá empezar a trabajar en soluciones de largo plazo. En esta reforma estructural se deben establecer prioridades en materia de industrialización, competitividad, productividad, informalidad económica y por supuesto la corrupción, la que no deja de ser un mal endémico. En materia industrial deben crearse mecanismos innovadores para financiar el aparato productivo y que se fomente la inversión en esta materia (tanto local como extranjera). En lo que respecta a la competitividad, se debe trabajar conjuntamente en un plan de choque frente a los pilares más problemáticos establecidos en el reporte global de competitividad del Foro Económico Mundial, donde lo más desafiante es la corrupción, infraestructura y la tasa de impuesto –la más alta de la región–. La tasa impositiva debe ser disminuida significativamente para retomar la confianza inversionista, sobre todo por la necesidad de financiación de la precaria infraestructura actual.
Por el lado de la productividad, se debe enfocar el esfuerzo en la educación, donde lo más importante es la básica y sobre todo para los estratos más necesitados. Al respecto, se debe pensar en la inclusión de cátedras, desde edades tempranas, de innovación, tecnología de la información y emprendimiento, impartidas por supuesto por emprendedores exitoso. De igual manera la misma suerte debería correr la educación técnica y profesional, pero sobre todo especializada en los sectores de la economía que se establezcan como objetivo en la planeación estratégica del Estado. En lo que respecta a la inclusión de la informalidad económica, se deben crear incentivos tributarios de toda índole que faciliten la generación de confianza de los económicamente informales.
Es por eso que una reforma estructural no sólo representa una oportunidad estratégica para el Estado colombiano sino que se convierte en una obligación, pues facilitaría la creación de alternativas disruptivas de crecimiento económico, pero sobre todo que sea sostenible y no dependiente de un sector como el de hidrocarburos, del cual no se tiene control alguno.
En estos momentos de efervescencia y calor (fenómeno del niño y demás ingredientes), la economía colombiana debe decidir si prepara una reforma tributaria o si por el contrario asume la desaceleración como una oportunidad para – por fin – hacer cambios estructurales.
Las economías neoliberales de Latinoamérica (México, Colombia, Perú y Chile), afrontan en la actualidad desafíos interesantes. Éstos han generado que estas economías sigan estando en la mira de los inversionistas, no necesariamente por lo bueno, sino porque se ha generalizado la desaceleración económica producto de la tendencia a la baja de los precios de los “commodities”. Esto aunado a la desaceleración de la economía China, siendo ésta una de las principales compradoras de dichos “commodities”.
Para el caso colombiano, por ejemplo, es necesario que se piense en una reforma estructural, pues creciente déficit fiscal – que se incrementará con el posconflicto – supone una inminente reforma tributaria, en donde el principal impuesto que surgiría sería el de la paz. Es decir, como siempre, quienes pagan los platos rotos son los ciudadanos y su aparato productivo. Para evitar esta situación –nada halagüeña– es necesario que el Estado proponga una reforma estructural y participativa, es decir una en la que se construya conjuntamente entre el Gobierno y el sector privado. En esta reforma se deben consensuar los pilares fundamentales para atacar la dependencia de los bienes o actividades primarias (commodities), como principal aportante del PIB.
En la medida en que se establezca una planeación estratégica del Estado, se podrá empezar a trabajar en soluciones de largo plazo. En esta reforma estructural se deben establecer prioridades en materia de industrialización, competitividad, productividad, informalidad económica y por supuesto la corrupción, la que no deja de ser un mal endémico. En materia industrial deben crearse mecanismos innovadores para financiar el aparato productivo y que se fomente la inversión en esta materia (tanto local como extranjera). En lo que respecta a la competitividad, se debe trabajar conjuntamente en un plan de choque frente a los pilares más problemáticos establecidos en el reporte global de competitividad del Foro Económico Mundial, donde lo más desafiante es la corrupción, infraestructura y la tasa de impuesto –la más alta de la región–. La tasa impositiva debe ser disminuida significativamente para retomar la confianza inversionista, sobre todo por la necesidad de financiación de la precaria infraestructura actual.
Por el lado de la productividad, se debe enfocar el esfuerzo en la educación, donde lo más importante es la básica y sobre todo para los estratos más necesitados. Al respecto, se debe pensar en la inclusión de cátedras, desde edades tempranas, de innovación, tecnología de la información y emprendimiento, impartidas por supuesto por emprendedores exitoso. De igual manera la misma suerte debería correr la educación técnica y profesional, pero sobre todo especializada en los sectores de la economía que se establezcan como objetivo en la planeación estratégica del Estado. En lo que respecta a la inclusión de la informalidad económica, se deben crear incentivos tributarios de toda índole que faciliten la generación de confianza de los económicamente informales.
Es por eso que una reforma estructural no sólo representa una oportunidad estratégica para el Estado colombiano sino que se convierte en una obligación, pues facilitaría la creación de alternativas disruptivas de crecimiento económico, pero sobre todo que sea sostenible y no dependiente de un sector como el de hidrocarburos, del cual no se tiene control alguno.
Colombia y su carta al niño Dios
http://www.elespectador.com/opinion/colombia-y-su-carta-al-nino-dios
En esta época en la que comenzamos a preparar la lista de deseos, y sobre todo a pedir por la paz y la reconciliación y de paso la financiación de la misma, es momento también de reafirmar el compromiso que tenemos con el país del Sagrado Corazón.
Con una correlación casi perfecta pero nefasta entre los precio internacionales de las materias primas colombianas y el la tasa de cambio, la política monetaria colombiana comienza a ponerse color de hormiga. De hecho ya empezamos a padecer una inflación peligrosamente alta, que dicho sea de paso se convierte en el más caro de los impuestos que cualquier ciudadano pueda tener. El inminente anuncio de la FED con relación al incremento de las tasas de interés, coadyuvará a la turbulencia de uno de los principales insumos de la economía colombiana: El dólar. Por esto y por muchas cosas más, la lista de deseos del Gobierno, parece interminable.
A mi juicio uno de los principales pedidos de esta lista, tendrá que ver con la planeación estratégica que el Estado y no los gobernantes, preparen y ejecuten en los próximos veinte años. En esta planeación es primordial que le pidamos al niño Dios por la inclusión de ejecutivos en las diferentes instituciones del Estado. Es que con la participación de ejecutivos en las diferentes juntas directivas de las entidades del Estado, no sólo se le aporta ideas disruptivas sino sirve como veeduría de la transparencia en la ejecución de las políticas derivadas de la planeación estratégica.
Otro de los pedidos es que en esa planeación estratégica se establezcan reformas estructurales del Estado. Esto significa que cualquier reforma que se plantee no sólo debe estar ligada a una reforma tributaria. Por el contrario, cualquier reforma que se establezca como parte integrante de la planeación estratégica del estado colombiano, deberá ser tan innovadora que minimice la financiación del déficit fiscal por parte de los ciudadanos, es decir que cualquier iniciativa deberá autofinanciarse. En este aspecto, las alianzas público privadas, será el mejor mecanismo de financiación, incluyendo el posconflicto.
En materia de transformación profunda de caras al desarrollo económico, la lista de deseos la debe encabezar una reforma en la educación básica primaria, secundaria, técnica, vocacional y profesional. La transformación del modelo de educación en Colombia debe estar ligada a las perspectivas económicas del país, pero sobre todo que promueva el emprendimiento y la innovación. Con ello, se podrá pensar en cambiar la fuerte dependencia del modelo económico colombiano, en los recursos naturales.
Otra de las peticiones en esa larga lista de deseos tiene que ver con la modernización del Estado y de sus instituciones. La profesionalización de los servidores públicos y que éstos se capaciten y sean escogidos por meritocracia, deberá ser uno de los principales aportes los políticos. Si se tiene una voluntad seria de combatir el flagelo de la corrupción, que dicho sea de paso es el pilar más problemático para la competitividad de Colombia según el Foro Económico Mundial, se debe pensar en profesionalizar y especializar a los funcionarios públicos. Por cierto, son muchos los funcionarios públicos que podrían actuar como líderes transformacionales y de paso coadyuvar con el cambio. Por otro lado, cualquier participación constructiva en política por parte de los ciudadanos de a pie, será más que necesaria, pues convertirá a un pueblo mucho más crítico, pero sobre todo uno combatiente de la ausencia de memoria al momento de ejercer su derecho al voto.
En esta época en la que comenzamos a preparar la lista de deseos, y sobre todo a pedir por la paz y la reconciliación y de paso la financiación de la misma, es momento también de reafirmar el compromiso que tenemos con el país del Sagrado Corazón.
Con una correlación casi perfecta pero nefasta entre los precio internacionales de las materias primas colombianas y el la tasa de cambio, la política monetaria colombiana comienza a ponerse color de hormiga. De hecho ya empezamos a padecer una inflación peligrosamente alta, que dicho sea de paso se convierte en el más caro de los impuestos que cualquier ciudadano pueda tener. El inminente anuncio de la FED con relación al incremento de las tasas de interés, coadyuvará a la turbulencia de uno de los principales insumos de la economía colombiana: El dólar. Por esto y por muchas cosas más, la lista de deseos del Gobierno, parece interminable.
A mi juicio uno de los principales pedidos de esta lista, tendrá que ver con la planeación estratégica que el Estado y no los gobernantes, preparen y ejecuten en los próximos veinte años. En esta planeación es primordial que le pidamos al niño Dios por la inclusión de ejecutivos en las diferentes instituciones del Estado. Es que con la participación de ejecutivos en las diferentes juntas directivas de las entidades del Estado, no sólo se le aporta ideas disruptivas sino sirve como veeduría de la transparencia en la ejecución de las políticas derivadas de la planeación estratégica.
Otro de los pedidos es que en esa planeación estratégica se establezcan reformas estructurales del Estado. Esto significa que cualquier reforma que se plantee no sólo debe estar ligada a una reforma tributaria. Por el contrario, cualquier reforma que se establezca como parte integrante de la planeación estratégica del estado colombiano, deberá ser tan innovadora que minimice la financiación del déficit fiscal por parte de los ciudadanos, es decir que cualquier iniciativa deberá autofinanciarse. En este aspecto, las alianzas público privadas, será el mejor mecanismo de financiación, incluyendo el posconflicto.
En materia de transformación profunda de caras al desarrollo económico, la lista de deseos la debe encabezar una reforma en la educación básica primaria, secundaria, técnica, vocacional y profesional. La transformación del modelo de educación en Colombia debe estar ligada a las perspectivas económicas del país, pero sobre todo que promueva el emprendimiento y la innovación. Con ello, se podrá pensar en cambiar la fuerte dependencia del modelo económico colombiano, en los recursos naturales.
Otra de las peticiones en esa larga lista de deseos tiene que ver con la modernización del Estado y de sus instituciones. La profesionalización de los servidores públicos y que éstos se capaciten y sean escogidos por meritocracia, deberá ser uno de los principales aportes los políticos. Si se tiene una voluntad seria de combatir el flagelo de la corrupción, que dicho sea de paso es el pilar más problemático para la competitividad de Colombia según el Foro Económico Mundial, se debe pensar en profesionalizar y especializar a los funcionarios públicos. Por cierto, son muchos los funcionarios públicos que podrían actuar como líderes transformacionales y de paso coadyuvar con el cambio. Por otro lado, cualquier participación constructiva en política por parte de los ciudadanos de a pie, será más que necesaria, pues convertirá a un pueblo mucho más crítico, pero sobre todo uno combatiente de la ausencia de memoria al momento de ejercer su derecho al voto.
martes, 10 de noviembre de 2015
¿Desarrollo económico? Construcción conjunta es la respuesta
http://www.elespectador.com/opinion/desarrollo-economico-construccion-conjunta-respuesta#ancla_opiniones
Cuando se discute sobre cuáles son las áreas en las que la economía colombiana debería enfocarse frente a una planeación estratégica, surgen muchos desafíos.
Para poder convertir esos desafíos en oportunidades y para cerrar las brechas en materia económica y social, es necesario que tanto el Estado como el sector productivo construyan conjuntamente una solución holística.
Mucho se ha hablado sobre cuánto nos cuesta la paz y la reconciliación. Como no se trata de revisar el pasado para no atormentarnos por lo que pudo ser, es necesario que se trabaje en equipo (sectores público y privado) en la construcción de un modelo de desarrollo económico en el que nuestros hijos y nietos no tengan que pagar por los desatinos semejantes a aquellos que se cometieron en otrora. Es que la factura que estamos pagando es muy alta, no sólo en materia de seguridad sino en materia de estabilidad jurídica y tributaria, donde el principal afectado por esos errores es tanto el aparato productivo (inversión nacional y extranjera) como los ciudadanos de a pie.
Tomando como base las cifras del global research del Bank of America Merrill Lynch, la paz puede alcanzar una cifra cercana a los US$19 billones, a la TRM de hoy, cerca de 55 billones de pesos, lo cual representaría casi el 4% del PIB. Más allá de cuánto nos cuesta la paz y la reconciliación, lo que realmente debería estar en el primer punto de la agenda del Gobierno es en cómo se logra sacar el mejor provecho a la paz. Claramente son más los beneficios que los costos. No obstante, no hay claridad de cómo se va a financiar este proceso. De hecho no se ha divulgado el plan de reconciliación y cómo éste se podría traducir en oportunidades de emprendimiento para que la reconciliación sea una oportunidad para incrementar la productividad y que no sea una carga más para el Estado, lo que se traduciría en un mayor déficit fiscal.
Para evitar la salida olímpica del cobro – a mí gusto inminente- de un impuesto a la paz, es necesario que desde ya se construya conjuntamente una agenda en la que tanto el Gobierno como el sector productivo establezcan y consensuen el mejor camino a tomar frente al financiamiento de este anhelado proceso. Si se toman en consideraciones tanto las necesidades del sector productivo en Colombia (nacional e inversionistas extranjeros) como las del Gobierno, seguramente se podrá consensuar una solución holística. De paso, el sentarse a construir conjuntamente coadyuvaría al Gobierno a demostrar su intención de apoyar al aparato productivo del país y que éste retome la confianza en el país y pueda seguir invirtiendo en la industrialización que tanto necesitamos para equilibrar el PIB, pues no se puede seguir dependiendo de los hidrocarburos.
Es que tanto los ciudadanos de a pie como los empresarios, no verían con buenos ojos un impuesto de paz. Ya bastante le ha costado los ciudadanos de a pie uno de los impuestos que ni beneficia al Gobierno ni a los ciudadanos: La inflación. A propósito de la inflación cada vez se vuelve incontrolable, hasta el punto de que el banco de la República, tomase la medida de subir las tasas de interés de intermediación a fin de frenar el consumo y de paso este temido impuesto. Por su parte, los empresarios que cada vez más lidian con los desafíos de una economía en desaceleración tienen que buscar alternativas de mercado en la arena internacional. Para ello, se deben apalancar de las políticas del Estado en materia de competitividad. Sin embargo, cuando se revisa qué tan competitivo son en la arena internacional, se evidencias fuertes brechas, muchas de ellas por la ausencia de una infraestructura de talla mundial y por otro lado por el costo tan elevado de las tarifas e impuestos en nuestro territorio. Es allí donde el Gobierno debería trabajar conjuntamente con los productores nacionales, finalmente es parte de su obligación pues cuanto más rentables sea el aparato productivo mejores dividendos recibe vía impuestos de renta.
Cuando se discute sobre cuáles son las áreas en las que la economía colombiana debería enfocarse frente a una planeación estratégica, surgen muchos desafíos.
Para poder convertir esos desafíos en oportunidades y para cerrar las brechas en materia económica y social, es necesario que tanto el Estado como el sector productivo construyan conjuntamente una solución holística.
Mucho se ha hablado sobre cuánto nos cuesta la paz y la reconciliación. Como no se trata de revisar el pasado para no atormentarnos por lo que pudo ser, es necesario que se trabaje en equipo (sectores público y privado) en la construcción de un modelo de desarrollo económico en el que nuestros hijos y nietos no tengan que pagar por los desatinos semejantes a aquellos que se cometieron en otrora. Es que la factura que estamos pagando es muy alta, no sólo en materia de seguridad sino en materia de estabilidad jurídica y tributaria, donde el principal afectado por esos errores es tanto el aparato productivo (inversión nacional y extranjera) como los ciudadanos de a pie.
Tomando como base las cifras del global research del Bank of America Merrill Lynch, la paz puede alcanzar una cifra cercana a los US$19 billones, a la TRM de hoy, cerca de 55 billones de pesos, lo cual representaría casi el 4% del PIB. Más allá de cuánto nos cuesta la paz y la reconciliación, lo que realmente debería estar en el primer punto de la agenda del Gobierno es en cómo se logra sacar el mejor provecho a la paz. Claramente son más los beneficios que los costos. No obstante, no hay claridad de cómo se va a financiar este proceso. De hecho no se ha divulgado el plan de reconciliación y cómo éste se podría traducir en oportunidades de emprendimiento para que la reconciliación sea una oportunidad para incrementar la productividad y que no sea una carga más para el Estado, lo que se traduciría en un mayor déficit fiscal.
Para evitar la salida olímpica del cobro – a mí gusto inminente- de un impuesto a la paz, es necesario que desde ya se construya conjuntamente una agenda en la que tanto el Gobierno como el sector productivo establezcan y consensuen el mejor camino a tomar frente al financiamiento de este anhelado proceso. Si se toman en consideraciones tanto las necesidades del sector productivo en Colombia (nacional e inversionistas extranjeros) como las del Gobierno, seguramente se podrá consensuar una solución holística. De paso, el sentarse a construir conjuntamente coadyuvaría al Gobierno a demostrar su intención de apoyar al aparato productivo del país y que éste retome la confianza en el país y pueda seguir invirtiendo en la industrialización que tanto necesitamos para equilibrar el PIB, pues no se puede seguir dependiendo de los hidrocarburos.
Es que tanto los ciudadanos de a pie como los empresarios, no verían con buenos ojos un impuesto de paz. Ya bastante le ha costado los ciudadanos de a pie uno de los impuestos que ni beneficia al Gobierno ni a los ciudadanos: La inflación. A propósito de la inflación cada vez se vuelve incontrolable, hasta el punto de que el banco de la República, tomase la medida de subir las tasas de interés de intermediación a fin de frenar el consumo y de paso este temido impuesto. Por su parte, los empresarios que cada vez más lidian con los desafíos de una economía en desaceleración tienen que buscar alternativas de mercado en la arena internacional. Para ello, se deben apalancar de las políticas del Estado en materia de competitividad. Sin embargo, cuando se revisa qué tan competitivo son en la arena internacional, se evidencias fuertes brechas, muchas de ellas por la ausencia de una infraestructura de talla mundial y por otro lado por el costo tan elevado de las tarifas e impuestos en nuestro territorio. Es allí donde el Gobierno debería trabajar conjuntamente con los productores nacionales, finalmente es parte de su obligación pues cuanto más rentables sea el aparato productivo mejores dividendos recibe vía impuestos de renta.
martes, 3 de noviembre de 2015
La decisión del Banco de la República: un freno de emergencia para la inflación
http://www.elespectador.com/opinion/decision-del-banco-de-republica-un-freno-de-emergencia#ancla_opiniones
El pasado viernes sucedió lo que a juicio de muchos era inevitable. Luego de haber pospuesto, reiterativamente, el aumento de la tasa de interés de intervención, finalmente el Banco decidió incrementar en 50 puntos básicos la mencionada tasa.
Los argumentos del Banco, pueden calificarse como un freno de emergencia ante una inflación creciente, siendo esta última uno de los pilares de la política monetaria. Resultaba lógico que la inflación se trepase, pues la devaluación ha jugado en contra de la producción nacional ya que se ha trepado producto de los incrementos de los costos de materias primas importadas que a pesar de tener precios internacionales bajos, la devaluación le está pasado la factura. Esto ha llevado al Banco a subir sus expectativas de inflación a 4.1% para 2015 y 3,5% para 2016. Explicaciones al respecto tienen sentido por la fuerte dependencia de la economía colombiana de los bienes primarios. Es que cuanto más dependamos de los precios internacionales de las materias primas que exporta Colombia, más incertidumbre se le imprime a la economía, pues las variables exógenas que rodean a los precios internacionales, poco o nada son controlables.
Estamos al frente entonces de uno de los principales desafíos que tiene y que ha tenido el Estado colombiano en materia económica. Ha llegado el momento entonces de hacer una planeación estratégica en materia económica. Dicha planeación debe ser una iniciativa de Estado y no de Gobierno pues no se trata de planes de cuatrienios sino más allá de ello, es decir de planes de mediano y largo plazo, siendo el Cuatrienio el de corto. Esta planeación debe conducir a una reforma estructural en donde se incluyan, como mínimo, los siguientes hitos: 1. Educación. 2. Tributación. 3. Productividad.
La educación básica primaria, secundaria, técnica y profesional reclama un cambio estructural. Esta reforma debe tener como pilar la formación con cátedras de investigación y desarrollo, innovación y emprendimiento y la combinación de la academia y la práctica. Con un cambio estructural en este hito se podrá persuadir a las nuevas generaciones a buscar alternativas diferentes a las que depende de las materias primas o al menos en innovar para que éstas sean más competitivas en la arena internacional. Por otro lado, una educación que promueva la especialización y el desarrollo de aptitudes, podrá contribuir a la inclusión económica de emprendedores no formalizados.
En materia tributaria, no es nada halagüeño que el Estado se acostumbre a financiar su déficit fiscal con incrementos de tarifas o implementación de nuevos impuestos. Una tributación tan cambiante como la colombiana más que atraer a los inversionistas lo que contribuye es a que migren a otros territorios. Esto no sólo pasa con los inversionistas extranjeros sino también con los locales. Una tributación atractiva y menos agresiva con el aparato productivo colombiano, convertirá a nuestro territorio en terreno fértil para los inversionistas.
En materia de productividad, se deben promover alternativas para incrementarla. Para ello es necesario que se implementen y se financien laboratorios de innovación, investigación y desarrollo en los que se le suministre apoyo técnico, académico y económico a quienes trabajen en procura de negocios diferentes a los dependientes de las materias primas. Así pues, se podrá mejorar las ventajas comparativas de la producción nacional y por ende facilitará el posicionamiento de productos y servicios en mercados internacionales y de paso se sacaría mejor rédito a los tratados de libre comercio, donde uno de los más significativos es el de la Alianza del Pacífico.
El pasado viernes sucedió lo que a juicio de muchos era inevitable. Luego de haber pospuesto, reiterativamente, el aumento de la tasa de interés de intervención, finalmente el Banco decidió incrementar en 50 puntos básicos la mencionada tasa.
Los argumentos del Banco, pueden calificarse como un freno de emergencia ante una inflación creciente, siendo esta última uno de los pilares de la política monetaria. Resultaba lógico que la inflación se trepase, pues la devaluación ha jugado en contra de la producción nacional ya que se ha trepado producto de los incrementos de los costos de materias primas importadas que a pesar de tener precios internacionales bajos, la devaluación le está pasado la factura. Esto ha llevado al Banco a subir sus expectativas de inflación a 4.1% para 2015 y 3,5% para 2016. Explicaciones al respecto tienen sentido por la fuerte dependencia de la economía colombiana de los bienes primarios. Es que cuanto más dependamos de los precios internacionales de las materias primas que exporta Colombia, más incertidumbre se le imprime a la economía, pues las variables exógenas que rodean a los precios internacionales, poco o nada son controlables.
Estamos al frente entonces de uno de los principales desafíos que tiene y que ha tenido el Estado colombiano en materia económica. Ha llegado el momento entonces de hacer una planeación estratégica en materia económica. Dicha planeación debe ser una iniciativa de Estado y no de Gobierno pues no se trata de planes de cuatrienios sino más allá de ello, es decir de planes de mediano y largo plazo, siendo el Cuatrienio el de corto. Esta planeación debe conducir a una reforma estructural en donde se incluyan, como mínimo, los siguientes hitos: 1. Educación. 2. Tributación. 3. Productividad.
La educación básica primaria, secundaria, técnica y profesional reclama un cambio estructural. Esta reforma debe tener como pilar la formación con cátedras de investigación y desarrollo, innovación y emprendimiento y la combinación de la academia y la práctica. Con un cambio estructural en este hito se podrá persuadir a las nuevas generaciones a buscar alternativas diferentes a las que depende de las materias primas o al menos en innovar para que éstas sean más competitivas en la arena internacional. Por otro lado, una educación que promueva la especialización y el desarrollo de aptitudes, podrá contribuir a la inclusión económica de emprendedores no formalizados.
En materia tributaria, no es nada halagüeño que el Estado se acostumbre a financiar su déficit fiscal con incrementos de tarifas o implementación de nuevos impuestos. Una tributación tan cambiante como la colombiana más que atraer a los inversionistas lo que contribuye es a que migren a otros territorios. Esto no sólo pasa con los inversionistas extranjeros sino también con los locales. Una tributación atractiva y menos agresiva con el aparato productivo colombiano, convertirá a nuestro territorio en terreno fértil para los inversionistas.
En materia de productividad, se deben promover alternativas para incrementarla. Para ello es necesario que se implementen y se financien laboratorios de innovación, investigación y desarrollo en los que se le suministre apoyo técnico, académico y económico a quienes trabajen en procura de negocios diferentes a los dependientes de las materias primas. Así pues, se podrá mejorar las ventajas comparativas de la producción nacional y por ende facilitará el posicionamiento de productos y servicios en mercados internacionales y de paso se sacaría mejor rédito a los tratados de libre comercio, donde uno de los más significativos es el de la Alianza del Pacífico.
lunes, 26 de octubre de 2015
Prospectiva y análisis de las posibilidades de éxito de la Alianza del Pacífico en los próximos años.
Prospectiva y análisis de las
posibilidades de éxito de la Alianza del Pacífico en los próximos años.
Felipe Augusto Jánica
Vanegas
Si se formulase la pregunta de qué tan beneficioso son los acuerdos de
integración económica o los tratados de libre comercio para las naciones
participantes, resultaría beneficioso conocer, en contexto general, qué son y
para qué sirven dichos acuerdos y de esta manera se podría acotar la respuesta.
Puede inferirse que las naciones y sus empresas se encuentran en la búsqueda incesante
de maximizar sus beneficios para los accionistas, siendo sostenibles social y
ambientalmente. Para ello, las naciones deben facilitar la competitividad de
los productos o servicios producidos en su territorio, tanto en el sector
privado como en el público. En tal sentido, la competitividad tal y como la
definió Alic (1997)
es la capacidad de las empresas de un país dado para diseñar, desarrollar,
producir y colocar sus productos en el mercado internacional en medio de la
competencia con empresas de otros países. Así pues, si se habla de mercados
internacionales, las naciones no pueden ser óbices a uno de los aspectos fundamentales del comercio
internacional de caras a mejorar la competitividad: Los aranceles y las tasas
impositivas. En búsqueda de la reducción de aranceles o eliminarlos por
completo para facilitar el comercio internacional, las naciones buscan
establecer integraciones económicas globales y regionales. Peng (2012), definió
sucintamente los beneficios políticos y económicos de la integración económica
global, de la siguiente manera. Beneficios políticos: (a) Promueve la paz al impulsar
el comercio y la inversión, (b) Genera confianza en un sistema comercial
multilateral. En cuanto a beneficios económicos: (a) Las disputas se manejan en
forma constructiva, (b) Las reglas hacen que la vida sea más fácil y la
discriminación imposible para todos los países participantes, (c) El libre
comercio y la inversión incrementan los ingresos y estimulan el crecimiento
económico.
En el contexto de los
beneficios de la integración económica global y regional hay que mencionar que
existen muchos desafíos, sobre todo en materia de competitividad, productividad
y ventajas comparativas. Respecto de la productividad Levitan (1984) la definió
como un indicador que refleja qué tan bien se están usando los recursos de una
economía en la producción de bienes y servicios. Así pues, la productividad de
una nación o de una empresa es la que se refiere a la relación entre los
recursos – humanos, de capital, conocimientos, energía, entre otros, usados
para producir bienes y servicios con destino al mercado. En concordancia con la
competitividad y la productividad, se puede inferir que cuanto más acuerdo
firmados tenga una nación, más posibilidades de que la producción de bienes y
servicios se globalice.
Con un acuerdo de
integración económica o tratado de libre comercio no solo se pone en juego el
comercio de bienes y servicios, sino también la libre movilidad de los
ciudadanos, lo cual facilita el intercambio laboral y el capital. Al respecto Daniels,
Radebaugh, Sullivan, (2013) indicaron que la integración regional, por ejemplo,
tiene efectos sociales, culturales, políticos y por supuesto económicos. Así
las cosas, cualquier tipo de integración tiene sus pros y contras; no obstante,
estos acuerdos refrescan las relaciones entre las naciones partícipes por
cuanto facilitan el intercambio, sobre todo cultural. Muchas barreras pueden
surgir producto de estas integraciones; sin embargo, en la medida que en que
las naciones se preparen antes de firmar los acuerdos, mejores serán los
resultados, pues podrán sacar provecho de sus ventajas comparativas y de esta
manera maximizar sus resultados. Daniels, Radebaugh, Sullivan, (2013),
definieron como ventaja comparativa la teoría según la cual la eficiencia
global puede elevarse como resultado del comercio si un país se especializa en
los bienes que puede producir de manera más eficiente (sin importar que otras
naciones fabriquen los mismo productos incluso con mayor eficiencia). Así las
cosas, en la medida en que las naciones intensifiquen y especialicen sus bienes
y servicios, tendrán ventajas comparativas con relaciones a sus competidores,
sin importar el tamaño del mismo.
Los beneficios que logran las empresas establecidas
en territorios de las naciones que firman estos tratados o acuerdos de
integración, pueden ser tan exitosos como riesgosos. Por el lado del éxito se
puede inferir que cuanto más competitivo, productivo y comparativo el producto
o servicio intercambiado, mejores serán los beneficios, los cuales se
traducirán en mejores dividendos para sus accionistas, donde uno de los mayores
es el Estado donde tenga obligaciones tributarias. En contraste, cuanto menos
preparados, menos competitivos y menos comparativos, en términos de ventajas
para este último, sean sus productos y servicios, se correrá el riesgo de que se pierda participación del
mercado actual frente a competidores mejor preparados y especializados. A esto
lo denominaron los autores Daniels, Radebaugh,
Sullivan (2013), efectos dinámicos y estáticos de la integración.
Conociendo
sucintamente lo que puede representar para las naciones del mundo en materia de
integración económica o tratados de libre comercio, resulta necesario hacer
énfasis en el que es considerado el acuerdo más relevante en Latinoamérica: La
Alianza del Pacífico. Al respecto se puede resaltar que relativamente poca
importancia se le ha dado a la Alianza del Pacífico, por lo menos en Colombia. Esta
Alianza refleja la ambición de cuatro países (México, Colombia, Perú y Chile)
de caras a la globalización, pero sobre todo a mejorar su competitividad,
productividad y sus ventajas comparativas entre sí y de caras a los países de
Asia pacífico.
De acuerdo con el
informe reporte del índice global de competitividad de 2015 provisto por el
Foro Económico Mundial, la competitividad de estos países presentan desafíos
los cuales deben solucionar o enmarcarlos dentro de un plan estratégico de
caras a cerrar las brechas de los aspectos más problemáticos. Antes de iniciar
con la competitividad de estos países es necesario hacer referencia a cifras
relevantes de estos países. Para tal efecto la tabla 1 detalla los aspectos más
relevantes de estos países:
Tabla 1. Indicadores claves por países miembros de la Alianza del Pacífico al 2014
País
|
Población
|
PIB (US$ billones)
|
PIB per cápita (US$)
|
PIB(PPP) % del total del
mundo
|
Chile
Colombia
México
Perú
|
17.8
47.7
119.7
31.4
|
258.0
384.9
1,282.7
202.9
|
14,477
8,076
10,715
6,458
|
0.38
0.59
1.98
0.34
|
Fuente: Reporte del índice Global de competitividad del Foro Económico
Mundial (2015-2016)
Siendo quizá uno de
los más novedosos mecanismos de integración profunda, establecido por la
Declaración de Lima, suscrita por los presidentes de México, Colombia, Perú y
Chile, el 28 de abril de 2011 y cuyo instrumento fundacional es el Acuerdo
Marco de dicha alianza tetra-nacional, suscrito el 6 de junio de 2012 en
Antofagasta, Chile. En términos económicos este acuerdo, visto en su conjunto,
se posiciona como la octava economía mundial al contabilizar, una población de 214,1 millones de
personas que representa un PIB per cápita de US$16,500 (medido en “purchasing
power parity” o “PPP”), con un PIB acumulado de US$2,128,5 mil millones (más de
38 % del PBI de América Latina y El Caribe) y una tasa de crecimiento del PIB
de 3.8% en promedio para 2015, mayor al promedio global. Por otro lado, en el
año 2013 recibió el 44.1% de la inversión extranjera directa destinada a la
región, con un monto que alcanza los US$82.98 mil millones. En el año 2014, los
países de la Alianza del Pacífico obtuvieron una inflación promedio del 3.8%,
así como una tasa de desempleo promedio de 6.6%, mientras que su crecimiento
promedio fue de 2.8%, y en el año 2015 se prevé que crezcan en 3.8% en
promedio, por encima del promedio previsto para América Latina estimado en
1.7%, y que registren una inflación promedio de 3.1%.
El Acuerdo Marco
de la Alianza del Pacífico determina que, como parte fundamental del plan para
la consecución de sus objetivos, deben emprenderse esfuerzos dirigidos hacia la
liberalización del intercambio comercial de bienes y servicios, la libre
circulación de personas y capitales, y el desarrollo de mecanismos de cooperación
que fomenten las inversiones, así como el sostenimiento de la calidad de vida
de sus poblaciones. Tomando esto en consideración, los países miembros de la
Alianza suscribieron, a inicios del año 2014, un Protocolo Adicional al Acuerdo
Marco de la Alianza del Pacífico, en el cual definieron acciones y lineamientos
que buscan concretar los objetivos planteados.
En ese sentido, los
países miembros de la Alianza del Pacífico están completando su marco jurídico,
a fin de promover el logro de sus objetivos, sobre la base de sus pilares
fundamentales: la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas,
así como la cooperación. Para tales efectos, la Alianza del Pacífico ha estructurado
sus acciones en dieciséis grupos técnicos que están a cargo de los trabajos y
proyectos relativos a diversos temas íntimamente vinculados a los pilares
fundamentales de la Alianza, que posteriormente son validados por el Grupo de
Alto Nivel y por el Consejo de Ministros de la Alianza del Pacífico. Los
principales esfuerzos de dichos grupos técnicos en las temáticas que les
corresponden se desarrollan a continuación:
- Comercio e integración: Se han concentrado esfuerzos en las negociaciones que se puedan traducir en medidas que faciliten el comercio y la cooperación aduanera de sus miembros. Al respecto se han destinados esfuerzos tendientes a la desgravación arancelaria, la acumulación de origen referente de aquellos productos que contienen materiales originarios de algún otro país miembro siempre que el arancel aduanero sea 0% en todas las partes, la reducción de obstáculos técnicos al comercio y el lineamiento de medidas sanitarias y fitosanitarias.
- Servicios y Capitales: Dentro del ámbito de servicios y capitales, las acciones de la Alianza del Pacífico se han dirigido hacia la cooperación en inversión, comercio transfronterizo de servicios, servicios financieros, telecomunicaciones, transporte aéreo y transporte marítimo. Del mismo modo, se busca el fortalecimiento de la integración de las bolsas de valores de los países miembros, para tal efecto la Alianza busca fortalecer el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA- Unificación de las bolsas de valores de Colombia, Perú y Chile, a la cual podría sumarse México).
- Movimiento de personas: Uno de los ejes centrales de la Alianza es precisamente la libre movilidad de ciudadanos de los países miembros. Con ello, se facilitan los trámites migratorios, la cooperación consular, la cooperación estudiantil y laboral, y el intercambio de información sobre flujos migratorios.
- Cooperación: La Alianza del Pacífico busca fomentar la cooperación en aspectos que impacten de manera significativa en el desarrollo integral de la población de los países miembros y en el fortalecimiento tecnológico de sus industrias. En este sentido, el grupo de trabajo de cooperación tiene como propósitos centrales la consolidación de una plataforma de movilidad estudiantil y académica, la estructuración de una red de investigación científica en materia de cambio climático, la identificación y el aprovechamiento de sinergias para el aumento de la competitividad de las medianas, pequeñas y microempresas, la ejecución de proyectos de interconexión física, y la creación de un Fondo de Cooperación.
Con relación a la competitividad de estos
cuatro países, existen aspectos problemáticos que disminuyen su ranquin en escalafón
global del reporte del índice global de competitividad provisto por el foro
económico mundial con corte al 2015-2016. A propósito del mismo, Chile goza de
la mejor calificación en este índice ocupando el puesto 35 de un total de 140
países medidos. Por su parte, México es el segundo mejor ubicándose en el
puesto 57. Colombia por su parte ocupa el puesto 61 y cerrando el grupo de países
miembros está Perú ocupando el puesto 69. Lo interesante de este escalafón es
que cada país miembro tiene situaciones problemáticas en común que afectan significativamente
la posición en el escalafón total.
Uno
de los aspectos más problemáticos y comunes de las cuatro naciones miembros
tiene que ver con el pilar de “burocracia gubernamental ineficiente”. En este
aspecto cada una de las naciones debe centralizar sus esfuerzos hacia la construcción
de una agenda común de caras a minimizar este pilar que tanto daño le hace a
sus economías. Para ello, debe proponerse una agenda programática común en la
que se compartan informaciones y se establezcan un plan tendiente a combatir
este asunto que tiende a convertirse en un mal endémico. Junto con este pilar
hay común para las naciones de la Alianza excepto Chile y es el de corrupción. Al
respecto, los estados y no los Gobiernos de estas naciones, deben plantearse
cambios estructurales a través de reformas estructurales donde el eje principal
sea la productividad y emprendimiento y en donde se vinculen veedores
internacionales con el ánimo de garantizar la transparencia del proceso. México,
por ejemplo, está embebido dentro de una ambiciosa reforma estructural en áreas
como energía, telecomunicaciones, mercado financiero, educación y mercado
laboral, que de implementarse correctamente, podrían adicional 1 o 2 puntos
porcentuales a su PIB, según lo indica la revista The Economist. En este
aspecto es donde no sólo México sino el resto de países miembros habrían podido
trabajar conjuntamente y de esta forma buscar sinergias, tal y como se
establece en el pilar de cooperación de la Alianza.
Es
por eso que esta Alianza, no puede ser vista como una ilusión más. Para ello, los
Estados participantes deben generar la divulgación necesaria para que los
emprendedores se enteren de lo que está pasando en materia de acuerdos
comerciales. En economías globalizadas, como la de los países miembro, los Estados
deben propender porque los empresarios, de cualquier tamaño, busquen
alternativas de crecimiento económico para sus empresas, que inherentemente
redundará en un mejor retorno de inversión, donde uno de sus principales
accionistas son los Estado.
Sobre
qué tanto se sabe o se desconoce de los acuerdos comerciales internacionales
actualmente vigentes, los gobiernos de estas naciones deberían tener
trazabilidad. No necesariamente por las estadísticas de las instituciones previstas
para tal efecto, sino de qué tanto se conoce en la ciudadanía de los mismos.
Ese es el punto, pues la divulgación de acuerdos como éste ha sido tímida. Es
por eso que el Estado debe dejar establecido los mecanismos de comunicación
efectiva que permitan promover las ventajas que conlleva la firma de cualquier
acuerdo. En palabras sencillas, se debe comunicar a los empresarios cuáles o
qué productos o servicios podrían tener una ventaja competitiva en el mercado
internacional como consecuencia de los tratados.
Una
comunicación sencilla y franca en la que se “evangelice” debe iniciar de
inmediato. No se debe esperar a las ruedas de negocio. Se necesita mejor
preparación de nuestros empresarios, empezando por estar holísticamente
informados. Los empresarios deben conocer, de primera mano, los pros y contras
de las exportaciones de sus productos o servicios. Esa es la oportunidad que el
Estado debe promover, pues si se “evangeliza” a los empresarios, seguramente
podrán encontrar nuevas oportunidades para sus productos. También se fomenta un
nuevo emprendimiento con innovación de productos o servicios y/o sustitutos. Para
poder lograr que la Alianza del Pacífico y otras alianzas se traduzcan en
oportunidades y no en ilusiones, se debe pensar en al menos una divulgación
clara y sencilla a los emprendedores. Esta comunicación debería tener en cuenta
al menos, los siguientes puntos y de manera resumida: 1. Una comparación de
mercados, competidores y de productos sujetos al acuerdo y de las regulaciones
de cada nación, incluyendo lo tributario; 2.Estadística comparativa de
productos o servicios, pormenorizada, que permita dar a conocer los pros y
contras de su comercialización así como los incoterms
propios de la comercialización internacional y 3. Información clara sobre
financiación disponible incluyendo acceso al mercado de capitales locales.
Lista de referencias
Daniels, Radebaugh, Sullivan (14ª edición). Negocios
Internacionales. Ambientes y Operaciones.
Guía de negocios e inversiones de
la Alianza del Pacífico (EY 2015/2016)
Negocios Globales (segunda edición) Peng.
María Eugenia Martínez
de ITA. El concepto de productividad en el análisis económico
Reporte del índice Global
de Competitividad provisto por el Fondo Monetario Internacional (2015-2016)
Productividad: El gran desafío para Colombia
http://www.elespectador.com/opinion/productividad-el-gran-desafio-Colombia
Por supuesto, el jalonamiento de la economía se dio gracias al ciclo económico largo que hemos vivido con respecto al desempeño de los precios internacionales del petróleo y de las materias primas producidas en Colombia. No obstante, estamos sufriendo una desaceleración económica gracias a la dependencia de bienes primarios (Materias primas, especialmente hidrocarburos).
A mediados de 2014 se vislumbraba lo que hoy día está pasando en materia económica. Lo que no se esperaba era que el impacto fuese significativo, tanto como para empezar a hablar de desaceleración económica. Claramente en Colombia comenzamos a padecer, no ahora sino mucho antes, de una enfermedad holandesa. Esto debido a la fuerte dependencia económica de los hidrocarburos, los cuales se mueven al vaivén de los precios internacionales, que para la producción local es una variable exógena que no puede controlarse. Aunado a esta enfermedad, se le puede sumar un efecto colateral: La devaluación. Si bien ésta conviene a los exportadores, nuestra balanza comercial es negativa y aún no sacamos provecho de tratados de libre comercio. Como si fuera poco, los consumidores comienzan a padecer de los incrementos de precios de bienes importados. Al incrementarse dichos precios, producto de un dólar más caro, la inflación tiende a subir por un lado, y por otro a disminuir el consumo de bienes importados. Esto último afecta directamente a los empresarios, pues reduce el apetito de consumo de bienes importados y con ello se aumentan sus inventarios, lo que conlleva a un atrapamiento de caja y consecuentes pérdidas. Para compensar estas pérdidas, los empresarios tienden generalmente a reducir su planta de personal, aumentando así el desempleo. Una situación nada halagüeña.
Ahora bien, si bien hay muchos desafíos, no es tiempo de preocuparnos sino de ocuparnos. Es aquí donde los colombianos debemos practicar la resiliencia y dejar de quejarnos por lo que pasó y más bien empezar a hacer algo diferente. Es por esto que en medio de tanta turbulencia económica, la productividad debe ser el gran desafío de caras a retomar el crecimiento económico. Para ello, se debe generar una agenda común entre los empresarios, nacionales y foráneos, y el Estado. Con ello se podrá facilitar la inversión, no sólo extranjera sino nacional, en proyectos productivos diferentes a los que dependen de hidrocarburos y materias primas. Es por esto que el Estado debe diseñar una reforma estructural y no de Gobierno, en la que se incentive el emprendimiento en bienes secundarios (industria) y terciarios (Servicios). Este incentivo debe traducirse en mayor productividad, lo cual aumentaría las inversiones en investigación y desarrollo (I&D), innovación, capacitación técnica y ejecutiva. Con ello podríamos estar al frente de la reducción de la informalidad económica y aun aumento generalizado de empleo en actividades mucho más productivas y menos dependientes de bienes primarios.
Una reforma estructural donde el eje principal sea la productividad y emprendimiento es lo que Colombia necesita. De acuerdo con el índice global de competitividad reportado por el foro económico mundial, los asuntos más problemáticos de caras a la competitividad de Colombia, son en su orden: 1. Tasa impositiva, 2. Corrupción y 3. Infraestructura inadecuada. Si Colombia llegase a embarcarse en una reforma estructural que considere estos aspectos, podría estar haciendo frente de caras a un desarrollo sostenible. México, por ejemplo, está embebido dentro de una ambiciosa reforma estructural en áreas como energía, telecomunicaciones, mercado financiero, educación y mercado laboral, que de implementarse correctamente, podrían adicional 1 o 2 puntos porcentuales a su PIB, según lo indica la revista The Economist. El momento de actuar es ahora.
Por supuesto, el jalonamiento de la economía se dio gracias al ciclo económico largo que hemos vivido con respecto al desempeño de los precios internacionales del petróleo y de las materias primas producidas en Colombia. No obstante, estamos sufriendo una desaceleración económica gracias a la dependencia de bienes primarios (Materias primas, especialmente hidrocarburos).
A mediados de 2014 se vislumbraba lo que hoy día está pasando en materia económica. Lo que no se esperaba era que el impacto fuese significativo, tanto como para empezar a hablar de desaceleración económica. Claramente en Colombia comenzamos a padecer, no ahora sino mucho antes, de una enfermedad holandesa. Esto debido a la fuerte dependencia económica de los hidrocarburos, los cuales se mueven al vaivén de los precios internacionales, que para la producción local es una variable exógena que no puede controlarse. Aunado a esta enfermedad, se le puede sumar un efecto colateral: La devaluación. Si bien ésta conviene a los exportadores, nuestra balanza comercial es negativa y aún no sacamos provecho de tratados de libre comercio. Como si fuera poco, los consumidores comienzan a padecer de los incrementos de precios de bienes importados. Al incrementarse dichos precios, producto de un dólar más caro, la inflación tiende a subir por un lado, y por otro a disminuir el consumo de bienes importados. Esto último afecta directamente a los empresarios, pues reduce el apetito de consumo de bienes importados y con ello se aumentan sus inventarios, lo que conlleva a un atrapamiento de caja y consecuentes pérdidas. Para compensar estas pérdidas, los empresarios tienden generalmente a reducir su planta de personal, aumentando así el desempleo. Una situación nada halagüeña.
Ahora bien, si bien hay muchos desafíos, no es tiempo de preocuparnos sino de ocuparnos. Es aquí donde los colombianos debemos practicar la resiliencia y dejar de quejarnos por lo que pasó y más bien empezar a hacer algo diferente. Es por esto que en medio de tanta turbulencia económica, la productividad debe ser el gran desafío de caras a retomar el crecimiento económico. Para ello, se debe generar una agenda común entre los empresarios, nacionales y foráneos, y el Estado. Con ello se podrá facilitar la inversión, no sólo extranjera sino nacional, en proyectos productivos diferentes a los que dependen de hidrocarburos y materias primas. Es por esto que el Estado debe diseñar una reforma estructural y no de Gobierno, en la que se incentive el emprendimiento en bienes secundarios (industria) y terciarios (Servicios). Este incentivo debe traducirse en mayor productividad, lo cual aumentaría las inversiones en investigación y desarrollo (I&D), innovación, capacitación técnica y ejecutiva. Con ello podríamos estar al frente de la reducción de la informalidad económica y aun aumento generalizado de empleo en actividades mucho más productivas y menos dependientes de bienes primarios.
Una reforma estructural donde el eje principal sea la productividad y emprendimiento es lo que Colombia necesita. De acuerdo con el índice global de competitividad reportado por el foro económico mundial, los asuntos más problemáticos de caras a la competitividad de Colombia, son en su orden: 1. Tasa impositiva, 2. Corrupción y 3. Infraestructura inadecuada. Si Colombia llegase a embarcarse en una reforma estructural que considere estos aspectos, podría estar haciendo frente de caras a un desarrollo sostenible. México, por ejemplo, está embebido dentro de una ambiciosa reforma estructural en áreas como energía, telecomunicaciones, mercado financiero, educación y mercado laboral, que de implementarse correctamente, podrían adicional 1 o 2 puntos porcentuales a su PIB, según lo indica la revista The Economist. El momento de actuar es ahora.
Resumen y análisis basado en el Reporte Semanal - Macroeconómico y de Mercados elaborado por Estudios Económicos del BCP y Credicorp Capital
Reporte Semanal -
Macroeconómico y de Mercados elaborado por Estudios Económicos del BCP y
Credicorp Capital
De acuerdo con la lectura del documento se puede abstraer varios
aspectos interesantes de la economía global. El primero de ellos tiene que ver
con la principal potencia mundial, EE.UU., de la cual se indica como factor
relevante las decisiones en materia de tasas de interés. De acuerdo con el
análisis hecho por BCP y Credicorp Capital, se manifiesta que no se espera una
decisión de subidas de tasas. Esto debido a la debilidad en las cifras de
producción industrial, las ventas minoristas. Según el informe, existe una
probabilidad del 68% de que la FED no suba las tasas de interés en 2015. A mi
juicio es un análisis acertado. Vale la pena mencionar que si el consumo
interno en EE.UU., se ha visto disminuido, una decisión de incremento de tasas
de interés, conllevaría a un desestimulo en el consumo y por ende seguirían en
contracción los indicadores antes mencionados.
En materia de los
rendimientos de los bonos soberanos de EE.UU., se presenta una tendencia a la
baja por debajo de 2% en los bonos a diez años. Esta disminución en el retorno
obedece a la disminución de las ventas minoristas, lo cual es congruente con
las expectativas de crecimiento contraídas presentadas en el tercer trimestre
de 2015. Puedo mencionar que muy a pesar de las intenciones de la reserva
federal estadounidense de subir las tasas (7 de 10 de sus miembros están de
acuerdo en subir las tasas) no será
posible teniendo en cuenta la contracción del consumo interno.
Respecto del dólar
con relación al mercado internacional, se presenta una devaluación del -0,2%.
Todo esto también está relacionado con la contracción de las ventas a
minoristas. Se puede concluir entonces
que en un mercado de consumo como el estadounidense la tendencia es que cuanto
más se incrementes las ventas internas y se dinamice la producción industrial
para suplir el consumo doméstico, mejores indicadores se tendrán y
consecuentemente la FED podrá tomar su anhelada decisión de subir las tasas.
Una decisión como ésta, podría afectar significativamente a los mercados
emergentes y en especial a nuestros países latinoamericanos, pues los inversionistas
migrarían sus portafolios en búsqueda de una mejor rentabilidad, en este caso
la estadounidense.
Con relación a Europa, la recuperación es tímida. Al igual que en
EE.UU., el bloque europeo, han sufrido contracción de su producción industrial.
Derivado de esto, el consumo no responde volcando a una inflación negativa en
septiembre de 2015. Así las cosas, el reporte acertadamente a mi juicio indica
que el banco central Europeo estaría pensando en incentivar la economía con un
paquete de ayudas. Algo preocupante de la economía de la Unión europea es la
reducción de las proyecciones de crecimiento del gobierno alemán, 1.7% para
2015 y 1.8% para 2016, las cuales son más óptimas que las del fondo monetario
internacional.
En materia de
retorno de inversión, los bonos del tesoro alemán, presentan una reducción por
debajo del 2% lo cual arrastró a las disminuciones de los bonos soberanos de
las principales economías de la unión. En materia de moneda, el Euro se
mantiene estable.
Con relación a
Asia, el informe indica que China ha crecido 6,9% y la expectativa era de 6,8%,
lo cual es halagüeño en cifras frías, pero el informe indica que existen dudas
acerca de la confiabilidad de las cifras. El crecimiento Chino se ha jalonado
gracias al incremento del sector servicios. Por otro lado, en materia de
infraestructura, se aprobó un proyecto de construcción de cuatro líneas férreas
que representarían el 2,4% del PIB chino, es decir inversiones cercanas a US$40
billones.
En materia de
exportaciones, se espera una disminución cercana al 2% (Según los exportadores
participantes en la feria de Cantón). Aunado a esto, se estiman incrementos en 6%
con relación a los costos de producción.
De la misma manera,
la producción industrial refleja una contracción de0,4% al corte de agosto de
2015. Con relación a las tasas de retornos de los bonos chinos, no se presentan
cambios en los bonos a diez años.
En materia de
monedas, el Yen se ha apreciado con relación al dólar, lo cual es muy
consistente y fácil con la situación de contracción de EE.UU.. No obstante, en
lo corrido del año, esta moneda registra devaluaciones del 12% en los últimos
12 meses.
Con respecto a
Latinoamérica, se puede indicar que el banco central chileno decisión subir las
tasas de interés en 25 puntos básicos. No se esperan entonces incrementos en el
resto del año. La decisión de subir las tasas de interés se lee como una medida
protectora de su política monetaria en relación a la inflación. Por supuesto,
se estima un monitoreo a la inflación y a la decisión de la FED al respecto de
subir o no las tasas de interés.
En materia de
retornos, las tasas de interés del tesoro a corto plazo subieron tanto en pesos
chilenos como en unidades de fomento (UF).
Respecto de la tasa
de cambio frente al dólar, tiene una tendencia a la baja gracias al aumento
relativo de los precios del cobre.
Con relación a
Colombia, en agosto de 2015, el informe del banco central señala una buena
dinámica industrial y comercial. Esto no deja ser sorprendente, pero le viene
bien al consumo interno, el cual se ha visto golpeado por el incremento de los
costos de materias primas, los cuales vienen denominados en dólares en donde el
peso colombiano presenta una fuerte devaluación en los últimos 12 meses. La
devaluación sigue su tendencia. Esto debido a la fuerte correlación existente
con los precios internacionales del petróleo.
Con relación a Perú
se menciona que su PBI, subió 2,6% en agosto de 2015 y que el banco central
peruano subirá su tasa de manera gradual. El reporte menciona que de haberse
consolidado la inversión pública en un 15%, se hubiera tenido un crecimiento
económico de 4%. En materia de inflación se estima que alcance el 3,2%, lo cual
supera las proyecciones en esta materia. En materia de tasas de interés se
mantuvieron constantes las tasas de interés. Se esperaría un incremento
gradual, indica el reporte.
En materia de
devaluación el sol peruano presenta una tendencia devaluacionista, motivada por
una mayor demanda de inversionistas extranjeros y locales en dólares. Respecto
de las tasas de interés de retorno de deuda soberana, se presenta una
disminución de 17 puntos básicos y 18 puntos básicos en el papel a 10 y 20 años
respectivamente.
Respecto de los
precios de las materias primas, el reporte indica que el precio del petróleo
cayó 5% en la última semana (fecha del reporte 19 de octubre de 2015). Esta
situación le juega en contra a Colombia por ejemplo, pues existe una fuerte
dependencia de su PIB con relación a este commoditty. Esto empujará la
tendencia alcista del dólar frente al peso colombiano como consecuencia.
Con relación al
cobre, el precio se mantiene estable mientras que el oro ha repuntado impulsado
por el debilitamiento del billete verde. Esto le ha convenido a Perú, por
ejemplo.
sábado, 24 de octubre de 2015
Preguntas de actualidad económica: Colombia
1. Desde el año pasado el Banco de la República ha
decidido no aumentar las tasas de interés, la cual ronda el 4.5% ¿Qué acciones
en política monetaria debe tomar el Banco de la República, en orden de atraer
inversión al país, no frenar el crecimiento, y mantener estable la inflación?
Muy buena pregunta. Para contestarla habría que
descomponerla bien. Lo primero que habría que entender es la política monetaria
de Colombia, la cual está descrita en la carta política del país, es decir en
la constitución. En Colombia, quien administra la política monetaria es el
Banco central, en este caso el Banco de la República. El propósito de la
política monetaria en Colombia es mantener la inflación, maximizar el
crecimiento del producto y del empleo.
Teniendo claro los tres objetivos, antes mencionados
(Control de inflación, aumento de empleo y de crecimiento en el producto) puedo
empezar por responder la pregunta. Lo primero es que la inflación se mantiene
dependiendo del cambio de los índices de precios al consumidor (IPC). Para
mantenerlos, es necesario que se controlen el costo de productos tanto
producidos en la arena local como los importados. Se puede indicar que cuanto
más control exista en los precios, mejor se controla la inflación. Para ello el
Banco de la República, debe regular la liquidez, la cual se administra con la
capacidad adquisitiva de los ciudadanos. Dicho esto, se puede concluir que
cuanto más liquidez exista en el mercado, más capacidad de gastar tendrán los
ciudadanos.
Una de las decisiones del Banco de la República en
materia de control de consumo, tienen que ver con el control de las tasas de
interés. Las decisiones de política monetaria se toman con base en el análisis
del estado actual y de las perspectivas de la economía, y de acuerdo con la evaluación del pronóstico de inflación
frente a las metas. De esta evaluación se decide si se aumenta, se disminuye o
se mantienen las tasas de interés (tasas de interés de las operaciones de
liquidez de corto plazo).
Así las cosas, la pregunta es ambiciosa en materia de
atracción de inversión al país, pues ésta no depende de la política monetaria
directamente. Por el contrario, hemos visto que la política monetaria si
controla la inflación y desempleo. Sobre la inflación, hay que mencionar que
las tasas de interés están correlacionadas con ésta última, por definición. Así
las cosas, un control inflacionario permitirá al Banco de la República mantener
estables las tasas de inflación.
En la medida que el control de precios se dispare, la
inflación correrá la misma suerte, con lo cual el Banco de la República, debe
estudiar la posibilidad de elevar las tasas para controlar el consumo. En
palabras sencillas, se aprieta el cinturón de los consumidores para coadyuvar
en la estabilidad de la inflación.
Respecto de la inversión extranjera, no es un tema de
política monetaria sino de estabilidad macroeconómica y de competitividad de la
economía y por lo tanto de Colombia. Sobre este particular existen variables
exógenas que analizan los inversionistas, una de ellas es la estabilidad
económica, dentro de la cual está embebida por supuesto la política monetaria.
¿Con el precio del dólar casi en los 3.000 pesos
Colombianos (COP), se hace más atractiva la inversión de capitales extranjeros
en el país?
Al igual que en la primera pregunta, es necesario hacer
claridad acerca de la política cambiaria en Colombia. Por ello el banco de la
República interviene en políticas cambiarias para: a) incrementar el nivel de
reservas internacionales para reducir la vulnerabilidad (Variable exógena) y
mejorar las condiciones de acceso al crédito externo; b) mitigar movimientos de
la tasa de cambio que no reflejen claramente el comportamiento de los
fundamentales de la economía y que puedan afectar negativamente la inflación y
la actividad económica; y c) moderar desviaciones rápidas y sostenidas de la
tasa de cambio respecto a su tendencia con el fin de evitar comportamientos
desordenados de los mercados financieros.
Con esta ilustración, podríamos decir que la respuesta es
depende. Si se trata de inversiones golondrinas, quizá la respuesta sea sí.
Para ello hay que analizar la correlación del precio del petróleo y del dólar.
La correlación es casi 1, con lo cual en la medida que los precios del petróleo
estén por el suelo, se mantiene el nivel alto del precio del dólar con relación
al peso colombiano, lo que se conoce como devaluación. Así las cosas, los
inversionistas de capitales golondrinos para tener mayor retorno de su
inversión - que será de corto plazo por la denominación de
"golondrinos"- deberán analizar el ciclo económico en el que está
Colombia (tipo análisis de ciclos económicos de Kondratieve). Se supone que el
ciclo económico actual dependiente del petróleo está en declinación, con lo
cual habría que analizar la volatilidad del precio del petróleo y de esta
manera establecer cuál es la aversión de riesgo de los inversionistas.
Dependiendo de esta respuesta, podremos estar hablando de una atracción de
capitales golondrinos si se aproxima el aumento del precio internacional del
petróleo - cosa que veo lejana- de lo contrario la inversión extranjera
directa, no golondrina, podría aumentarse. Esto último si el país se vuelve más
competitivo. Para ello debe hacer frente a los asuntos más problemáticos que el
país vive según el reporte de competitividad del foro económico mundial, los
cual son en su orden: 1. Tasa de impuestos, 2. Corrupción, 3. Ausencia de
Infraestructura.
http://www3.weforum.org/docs/gcr/2015-2016/COL.pdf
2. ¿Qué políticas en materia tributaria y legal debe
adoptar el gobierno Colombiano, para lograr mantener un clima de inversión y
negocios saludable, teniendo en cuenta la coyuntura internacional?
La respuesta es la continuación de la última parte de la
respuesta anterior. Los asuntos más problemáticos que el país vive según el
reporte de competitividad del foro económico mundial, los cual son en su orden:
1. Tasa de impuestos, 2. Corrupción, 3. Ausencia de Infraestructura.
Para ello una reforma estructural tributaria, de acuerdo
con las recomendaciones de la OECD, debe darse lugar en Colombia. Con ello se
garantizaría estabilidad a los inversionistas y competitividad a los
productores locales, estos últimos también deben apalancarse de los beneficios
que conllevan los tratados de libre comercio.
http://www3.weforum.org/docs/gcr/2015-2016/COL.pdf
Emprendimiento e innovación: Piedra angular para el desarrollo económico
http://www.elespectador.com/opinion/emprendimiento-e-innovacion-piedra-angular-el-desarroll
Con una sociedad y su economía ávida de soluciones disruptivas de caras a alcanzar un mejor estilo de vida y un desarrollo social y económico, muchas son las ideas que salen a la palestra, sobre todo en este momento de cierre de campañas políticas.
Ojalá que luego de las elecciones, iniciemos un camino de reconciliación y construyamos entre todos las soluciones que Colombia se merece.
No hay reunión social o laboral en la que no se tenga como rompe hielos, la situación económica actual. Si viene el tema es apasionante, se le imprime muchísimo juicio profesional y de valor. Es por eso, que en muchos casos el tema económico conlleva a una discusión en materia política. Lo cierto de las discusiones o tertulias es que tenemos algo en común: necesitamos soluciones diferentes e innovadoras. Para ser innovadores tanto en materia económica como social, necesitamos pensar de manera diferente. Si seguimos criticando y atacando a quien piensa diferente, gastamos tiempo y no aportamos.
En el ámbito empresarial, por ejemplo, hay que empezar a enfocarse en lo que realmente es importante para las empresas, es decir sus ventas. Para poder aumentar las ventas, se necesita ser innovadores. Seguir vendiendo de la misma manera los bienes y servicios, puede llevar a cumplir las metas, pero si se hace algo diferente a lo que hacen los competidores se podrán lograr saltos exponenciales en las ventas. Para poder lograr enfocarse en vender diferente, se debe construir una estrategia en el que su centro sea la innovación comercial. En la medida que se unifique n los esfuerzos en materia comercial y no en el desempeño individual, seguramente se lograrán resultados diferenciados. Con trabajo en equipo por un objetivo común, se podrán lograr alcanzar los objetivos de corto, mediano y largo plazo. No hay posibilidad de ser innovadores y exitosos si se juega individualmente.
Parte de las soluciones económicas de nuestro país no sólo depende de la voluntad política sino de qué tan innovadores y emprendedores son las nuevas generaciones o qué tan disruptivos son las generaciones anteriores. Es que cuanto más imaginativos seamos, mejores soluciones encontraremos. En el sector de hidrocarburos, por ejemplo, no se puede seguir dando golpes de pecho por variables exógenas que son incontrolables, como el precio internacional del petróleo. Tampoco se puede seguir esperando la ayuda del Gobierno, que al final del día terminamos pagando todos los ciudadanos. La solución es pensar diferentes e innovar con un emprendimiento disruptivo. En esto, las empresas de servicios petroleros, deben empezar a hacer algo distinto a lo que han estado acostumbrados. Es decir deben salir de su zona cómoda es decir, diversificar.
El Estado por su parte, debería propender por brindar herramientas a los emprendedores. Impulsar el desarrollo de ideas a través de incentivos tributarios y financiamiento, debería ser uno de los pilares de las políticas económicas del Estado. Por su parte y para hacer frente a la competitividad del país, es necesario fomentar la inversión en alianzas público privadas de caras a la renovación de la infraestructura del país. No sólo la infraestructura merece una renovación, sino la educación básica, técnica y primaria. En la medida que los empresarios cuenten con mano de obra califica y técnicamente preparada, se promueve el empleo, sobre todo a las nuevas generaciones, y se garantiza la inclusión de la fuerza laboral colombiana. De esta manera se podrá evitar la importación de talentos, que si bien son útiles, sería más beneficioso si se promueve el empleo de los técnicos y profesionales locales.
Con una sociedad y su economía ávida de soluciones disruptivas de caras a alcanzar un mejor estilo de vida y un desarrollo social y económico, muchas son las ideas que salen a la palestra, sobre todo en este momento de cierre de campañas políticas.
Ojalá que luego de las elecciones, iniciemos un camino de reconciliación y construyamos entre todos las soluciones que Colombia se merece.
No hay reunión social o laboral en la que no se tenga como rompe hielos, la situación económica actual. Si viene el tema es apasionante, se le imprime muchísimo juicio profesional y de valor. Es por eso, que en muchos casos el tema económico conlleva a una discusión en materia política. Lo cierto de las discusiones o tertulias es que tenemos algo en común: necesitamos soluciones diferentes e innovadoras. Para ser innovadores tanto en materia económica como social, necesitamos pensar de manera diferente. Si seguimos criticando y atacando a quien piensa diferente, gastamos tiempo y no aportamos.
En el ámbito empresarial, por ejemplo, hay que empezar a enfocarse en lo que realmente es importante para las empresas, es decir sus ventas. Para poder aumentar las ventas, se necesita ser innovadores. Seguir vendiendo de la misma manera los bienes y servicios, puede llevar a cumplir las metas, pero si se hace algo diferente a lo que hacen los competidores se podrán lograr saltos exponenciales en las ventas. Para poder lograr enfocarse en vender diferente, se debe construir una estrategia en el que su centro sea la innovación comercial. En la medida que se unifique n los esfuerzos en materia comercial y no en el desempeño individual, seguramente se lograrán resultados diferenciados. Con trabajo en equipo por un objetivo común, se podrán lograr alcanzar los objetivos de corto, mediano y largo plazo. No hay posibilidad de ser innovadores y exitosos si se juega individualmente.
Parte de las soluciones económicas de nuestro país no sólo depende de la voluntad política sino de qué tan innovadores y emprendedores son las nuevas generaciones o qué tan disruptivos son las generaciones anteriores. Es que cuanto más imaginativos seamos, mejores soluciones encontraremos. En el sector de hidrocarburos, por ejemplo, no se puede seguir dando golpes de pecho por variables exógenas que son incontrolables, como el precio internacional del petróleo. Tampoco se puede seguir esperando la ayuda del Gobierno, que al final del día terminamos pagando todos los ciudadanos. La solución es pensar diferentes e innovar con un emprendimiento disruptivo. En esto, las empresas de servicios petroleros, deben empezar a hacer algo distinto a lo que han estado acostumbrados. Es decir deben salir de su zona cómoda es decir, diversificar.
El Estado por su parte, debería propender por brindar herramientas a los emprendedores. Impulsar el desarrollo de ideas a través de incentivos tributarios y financiamiento, debería ser uno de los pilares de las políticas económicas del Estado. Por su parte y para hacer frente a la competitividad del país, es necesario fomentar la inversión en alianzas público privadas de caras a la renovación de la infraestructura del país. No sólo la infraestructura merece una renovación, sino la educación básica, técnica y primaria. En la medida que los empresarios cuenten con mano de obra califica y técnicamente preparada, se promueve el empleo, sobre todo a las nuevas generaciones, y se garantiza la inclusión de la fuerza laboral colombiana. De esta manera se podrá evitar la importación de talentos, que si bien son útiles, sería más beneficioso si se promueve el empleo de los técnicos y profesionales locales.
Planeación estratégica versus presupuesto: la eterna confusión
http://www.elespectador.com/opinion/planeacion-estrategica-versus-presupuesto-eterna-confus
A propósito de qué tan bien preparadas están las empresas para los desafíos del futuro próximo, pareciera un mal endémico el cortoplacismo y cómo éste se mimetiza con un presupuesto.
Para saber si su empresa o grupo económico está consciente de cuál es su situación futura deseada, basta con hacerle la pregunta a cualquier empleado o colaborador de su empresa acerca de cuál es la misión o propósito de la misma.
Si bien es cierto que hay que ocuparse de los desafíos actuales - que apropósito son muchos en un momento de efervescencia económica como la actual- ¬ y no enfrascarse en el pasado y en lo que pasará, es necesario que las empresas tengan claro para dónde van. Para ello, no sólo hay que definir una planeación estratégica sino ponerla en práctica y hacer que todos los empleados, incluyendo los directivos y hasta el nivel más básico, se empoderen de los objetivos de largo plazo. Esta planeación, debe incluir un componente de innovación y creatividad. La pregunta entonces es si las compañías, es decir los empleados, tienen claro cuál es su estrategia y qué tan innovadores y creativos son. Si la respuesta da alcance a temas financieros, estamos al frente de una confusión entre planeación estratégica y presupuesto o incluso eficiencia operativa, como la plantea el profesor Michael Porter.
Esta confusión, normalmente se da en los empleados que están inmersos en áreas que lidian con cifras financieras. Para poder atacar esta debilidad, las compañías deben iniciar un proceso de divulgación de su estrategia y para ello, es necesario que se involucren a los empleados en la misma. Confundir presupuesto con planeación estratégica es un error craso; sin embargo, cuanto más se conozca de la salud financiera de las compañías, mejor será la capacidad de reacción frente a planes estratégicos (de corto, mediano y largo plazo). Lo realmente importante es que se tenga claro qué es un presupuesto y qué es una planeación estratégica.
En materia de operaciones, las compañías que controlan excesivamente la ejecución de indicadores operativos normalmente no conocen claramente para dónde van. Si se hace la pregunta a los directores operativos o de producción si tienen claro cuál es la estrategia de la compañía y si la respuesta tiene que ver con asuntos operativos, como mejorar la capacidad instalada, ser más eficientes con los costos totalmente variables o mejorar la cadena de suministros en materias primas, será una evidencia clara de una ausencia de conocimiento de la estrategia. Por supuesto, el control operativo es más que necesario, pero claramente no da respuesta a una planeación estratégica o por sí sola no se garantiza el cumplimiento de objetivos de mediano y de largo plazo.
Por otro lado, los colaboradores que están encargados de los presupuestos y de planeación, normalmente tienen claro no sólo el presupuesto sino que los van ajustando en la medida que se van ejecutando. A esto se le conoce presupuesto Kaizen en donde se va mejorando continuamente el presupuesto basado en el avance de resultados. Cuanto más se controlen los avances presupuestarios más eficientes serán las empresas. No obstante, esta actividad tampoco da respuesta clara a la planeación estrategia de las compañías.
Para poder hacer frente a una planeación estratégica, es necesario que las empresas empiecen por definir cuál es el propósito o la misión. Aunado a la misión o propósito, las compañías deben propulsar los valores empresariales. Cuanto mejor definición de propósito tengan las compañías, mejor planeación estratégica y resultados podrán controlar. En materia de divulgación, hay que tener en cuenta que cuanto mejor sea la pregunta, mejor y más profunda será la respuesta, de esta manera se podrá asegurar si su compañía tiene claro para dónde va.
A propósito de qué tan bien preparadas están las empresas para los desafíos del futuro próximo, pareciera un mal endémico el cortoplacismo y cómo éste se mimetiza con un presupuesto.
Para saber si su empresa o grupo económico está consciente de cuál es su situación futura deseada, basta con hacerle la pregunta a cualquier empleado o colaborador de su empresa acerca de cuál es la misión o propósito de la misma.
Si bien es cierto que hay que ocuparse de los desafíos actuales - que apropósito son muchos en un momento de efervescencia económica como la actual- ¬ y no enfrascarse en el pasado y en lo que pasará, es necesario que las empresas tengan claro para dónde van. Para ello, no sólo hay que definir una planeación estratégica sino ponerla en práctica y hacer que todos los empleados, incluyendo los directivos y hasta el nivel más básico, se empoderen de los objetivos de largo plazo. Esta planeación, debe incluir un componente de innovación y creatividad. La pregunta entonces es si las compañías, es decir los empleados, tienen claro cuál es su estrategia y qué tan innovadores y creativos son. Si la respuesta da alcance a temas financieros, estamos al frente de una confusión entre planeación estratégica y presupuesto o incluso eficiencia operativa, como la plantea el profesor Michael Porter.
Esta confusión, normalmente se da en los empleados que están inmersos en áreas que lidian con cifras financieras. Para poder atacar esta debilidad, las compañías deben iniciar un proceso de divulgación de su estrategia y para ello, es necesario que se involucren a los empleados en la misma. Confundir presupuesto con planeación estratégica es un error craso; sin embargo, cuanto más se conozca de la salud financiera de las compañías, mejor será la capacidad de reacción frente a planes estratégicos (de corto, mediano y largo plazo). Lo realmente importante es que se tenga claro qué es un presupuesto y qué es una planeación estratégica.
En materia de operaciones, las compañías que controlan excesivamente la ejecución de indicadores operativos normalmente no conocen claramente para dónde van. Si se hace la pregunta a los directores operativos o de producción si tienen claro cuál es la estrategia de la compañía y si la respuesta tiene que ver con asuntos operativos, como mejorar la capacidad instalada, ser más eficientes con los costos totalmente variables o mejorar la cadena de suministros en materias primas, será una evidencia clara de una ausencia de conocimiento de la estrategia. Por supuesto, el control operativo es más que necesario, pero claramente no da respuesta a una planeación estratégica o por sí sola no se garantiza el cumplimiento de objetivos de mediano y de largo plazo.
Por otro lado, los colaboradores que están encargados de los presupuestos y de planeación, normalmente tienen claro no sólo el presupuesto sino que los van ajustando en la medida que se van ejecutando. A esto se le conoce presupuesto Kaizen en donde se va mejorando continuamente el presupuesto basado en el avance de resultados. Cuanto más se controlen los avances presupuestarios más eficientes serán las empresas. No obstante, esta actividad tampoco da respuesta clara a la planeación estrategia de las compañías.
Para poder hacer frente a una planeación estratégica, es necesario que las empresas empiecen por definir cuál es el propósito o la misión. Aunado a la misión o propósito, las compañías deben propulsar los valores empresariales. Cuanto mejor definición de propósito tengan las compañías, mejor planeación estratégica y resultados podrán controlar. En materia de divulgación, hay que tener en cuenta que cuanto mejor sea la pregunta, mejor y más profunda será la respuesta, de esta manera se podrá asegurar si su compañía tiene claro para dónde va.
Colombia: En búsqueda de la competitividad
http://www.elespectador.com/opinion/colombia-busqueda-de-competitividad
A propósito del reciente reporte sobre el índice global de competitividad provisto por Foro Económico Mundial (FEM o WEF, por sus siglas en inglés), es un aliciente que Colombia haya escalado ocho puestos en los últimos dos años (tres con respecto del reporte de 2013 y cinco con respecto al reporte de 2014).
De acuerdo con el informe, Colombia tiene aspectos que son demasiado problemáticos y que aminoran la posibilidad de ser cada vez más competitivos. Según el informe mencionado, los tres aspectos más problemáticos son: Tasa impositiva, corrupción e infraestructura. En materia de tasa impositiva, debo mencionar que no es posible atraer inversión extranjera directa sino somos competitivos en materia impositiva. Es que el Estado no debe suplir el déficit fiscal - cada día más creciente - con el mayor pago de impuestos, no sólo para las empresas locales y extranjeras, sino para los ciudadanos de a pie. Junto con el tema de impuestos, se puede atar el segundo asunto más problemático, según el informe, y es el que tiene que ver con la corrupción. Según el informe, la corrupción es un flagelo similar al del orden público. Hasta cuando este karma acompañará a los colombianos y a los que tienen sus inversiones en el país del Sagrado Corazón. El tercer aspecto más problemático es la ausencia de infraestructura de clase mundial. Es aquí en donde tenemos una oportunidad inminente, claro está que si se le incluyen más impuestos y más corrupción, poca sería la maniobrabilidad de los inversionistas.
Muy a pesar del avance significativo de la economía colombiana en lo que respecta a competitividad, existe mucha tela por cortar en esta materia. Al hablar de competitividad no sólo para las exportaciones sino para el mercado local, podemos observar con preocupación el rezago en materia de infraestructura del país. Lejos estamos aún de tener una infraestructura de clase mundial; sin embargo, comienza a aparecer la luz al final del túnel con la construcción de las carreteras de cuarta generación (4G). No obstante, no bastará con la construcción de carreteras, sino de hacernos más competitivos con la construcción de un sistema de transporte interconectado por agua (fluvial y marítimo), tierra (carretero y férreo) y aéreo, siendo este último el menos competitivo por lo elevado de los costos.
Con la construcción de un sistema de transporte multimodal en Colombia, del cual estamos lejos aún, podríamos seguir escalando puntos importantes en el índice global de competitividad. Específicamente, podríamos mejorar significativamente en el pilar de eficiencia en el mercado de productos, justo uno de los pilares en los que más mal estamos (puesto108 de 140). Estoy convencido que con una ausencia de un sistema de transporte multimodal nos privaríamos de oportunidades, en las que se incluye mejorar en innovación y emprendimiento.
Colombia, a diferencia de sus países pares en la región como Perú y Chile, tiene una posición geográfica inmejorable. Por ejemplo, tener accesos tanto a la cuenca del océano pacífico como del atlántico, es algo en lo que realmente debemos apalancarnos. Para ello, es necesario que mejoremos la infraestructura en materia de puertos y que éstos sean cada vez más eficientes. Si bien es cierto tenemos desafíos importantes en materia de puertos, el reto más significativo es en cómo podríamos conectar ambas costas y hacer posible la construcción de un canal seco en el que se combine el transporte multimodal. Puede ser una quimera para muchos, pero la verdad es que si no somos innovadores en materia de infraestructura, podríamos estar perdiendo una oportunidad única para saltar a un desarrollo económico.
A propósito del reciente reporte sobre el índice global de competitividad provisto por Foro Económico Mundial (FEM o WEF, por sus siglas en inglés), es un aliciente que Colombia haya escalado ocho puestos en los últimos dos años (tres con respecto del reporte de 2013 y cinco con respecto al reporte de 2014).
De acuerdo con el informe, Colombia tiene aspectos que son demasiado problemáticos y que aminoran la posibilidad de ser cada vez más competitivos. Según el informe mencionado, los tres aspectos más problemáticos son: Tasa impositiva, corrupción e infraestructura. En materia de tasa impositiva, debo mencionar que no es posible atraer inversión extranjera directa sino somos competitivos en materia impositiva. Es que el Estado no debe suplir el déficit fiscal - cada día más creciente - con el mayor pago de impuestos, no sólo para las empresas locales y extranjeras, sino para los ciudadanos de a pie. Junto con el tema de impuestos, se puede atar el segundo asunto más problemático, según el informe, y es el que tiene que ver con la corrupción. Según el informe, la corrupción es un flagelo similar al del orden público. Hasta cuando este karma acompañará a los colombianos y a los que tienen sus inversiones en el país del Sagrado Corazón. El tercer aspecto más problemático es la ausencia de infraestructura de clase mundial. Es aquí en donde tenemos una oportunidad inminente, claro está que si se le incluyen más impuestos y más corrupción, poca sería la maniobrabilidad de los inversionistas.
Muy a pesar del avance significativo de la economía colombiana en lo que respecta a competitividad, existe mucha tela por cortar en esta materia. Al hablar de competitividad no sólo para las exportaciones sino para el mercado local, podemos observar con preocupación el rezago en materia de infraestructura del país. Lejos estamos aún de tener una infraestructura de clase mundial; sin embargo, comienza a aparecer la luz al final del túnel con la construcción de las carreteras de cuarta generación (4G). No obstante, no bastará con la construcción de carreteras, sino de hacernos más competitivos con la construcción de un sistema de transporte interconectado por agua (fluvial y marítimo), tierra (carretero y férreo) y aéreo, siendo este último el menos competitivo por lo elevado de los costos.
Con la construcción de un sistema de transporte multimodal en Colombia, del cual estamos lejos aún, podríamos seguir escalando puntos importantes en el índice global de competitividad. Específicamente, podríamos mejorar significativamente en el pilar de eficiencia en el mercado de productos, justo uno de los pilares en los que más mal estamos (puesto108 de 140). Estoy convencido que con una ausencia de un sistema de transporte multimodal nos privaríamos de oportunidades, en las que se incluye mejorar en innovación y emprendimiento.
Colombia, a diferencia de sus países pares en la región como Perú y Chile, tiene una posición geográfica inmejorable. Por ejemplo, tener accesos tanto a la cuenca del océano pacífico como del atlántico, es algo en lo que realmente debemos apalancarnos. Para ello, es necesario que mejoremos la infraestructura en materia de puertos y que éstos sean cada vez más eficientes. Si bien es cierto tenemos desafíos importantes en materia de puertos, el reto más significativo es en cómo podríamos conectar ambas costas y hacer posible la construcción de un canal seco en el que se combine el transporte multimodal. Puede ser una quimera para muchos, pero la verdad es que si no somos innovadores en materia de infraestructura, podríamos estar perdiendo una oportunidad única para saltar a un desarrollo económico.
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